lunes, 16 de septiembre de 2013

Al final todo salio bien

“Aún lo recuerdo. Era una mañana soleada en una de las nuevas ciudades, mar del plata. Una ciudad para que la gente de alta sociedad vacacionara, y para eso estábamos allí, para pasar una vacaciones entre amigos. Hugo, Wilfredo y yo, Tatiana. Hugo en ese momento era mi novio por compromiso. Si bien todos nosotros proveníamos de familias adineradas, en la mía últimamente había problemas financieros.
                Yo estaba tratando de convencer a Wilfredo de que me acompañara a Hugo y a mi en el mar así yo estrenaba mi nueva malla que te mostraba los brazos por completo. Pero el dijo que no, y se quedó.
                Cuando Hugo y yo llegamos a la orilla a jugar y chapotear. En ese momento aún era divertido pasar tiempo con él.
                Después de estar un rato divirtiéndonos, Hugo se puso serio y no dejaba de mirar con mala cara a la playa. No le di importancia y sin mirarlo le pregunte:
¾ ¿La estás pasando bien?
                No me respondió y supuse que no me había escuchado.
¾Te he preguntado si… ¾dije dándome vuelta.
                En ese momento me di cuenta de que Hugo ya o estaba, ahora estaba lanzándole un puñetazo en la cara a Wil ¿Cómo podía hacer eso? Si Wil era su mejor amigo, se conocían hacia años. Me encamine hacia ellos. Estaba muy enojada von Hugo, el no recurría a la violencia nunca, solo cuando alguien hacia algo con algo suyo y sin permiso. Pero, ¿Qué traería el a la playa muy suyo e íntimo?
— ¿¡Por qué haces eso!? — le dije a Hugo muy enojada.
     ¡él estaba haciendo cosas ilegales en la playa!— respondió acelerando las palabras.
     ¡no importa! No tenías que recurrir a la violencia. Me has decepcionado ¡terminamos! — dije
Acto siguiente me fui para nuestra casa de vacaciones. Las lágrimas, que ya no podían ser retenidas, resbalaban por mis mejillas. Cuando hube terminado de empacar, metí el equipaje en el baúl del Ford T que Hugo me había comprado, y volví lo más rápido que pude, a buenos aires.
Cuando llegue a casa las lágrimas ya no caían, seguramente se habían acabado. Saludé a mis padres y me encerré en mi habitación a tratar de seguir llorando.
Al día siguiente por la mañana tarde, alguien toco la puerta y la abrió al saber que yo no respondería. Estaba asustada, no quería que fura Hugo. Pero para mi sorpresa era Wilfredo.
        Hola, Tati – dijo en un dulce susurro – ¿Por qué te has ido? Estaba muy preocupado por ti.
Lo abrase. Él siempre había sido muy dulce con todos, pero esa tarde recuerdo, hasta ese momento, fue lo más lindo que le oí decir, después de ese largo abrazo me conto lo que en realidad había pasado: él me había estado viendo por una larga vista, que en ese momento era ilegal. Lo hizo ya que él siempre había estado enamorado de mí. Él estaba preocupado por si le dejaba de hablar pero, ¿Cómo iba a hacerlo? Siempre me gusto pero yo tenía que estar en una relación con Hugo por negocios. Y entonces, lo bese. Ese beso fue interrumpido por la puerta que se abrió rápidamente y allí entraba Hugo. ¡Nos había visto besándonos! Pero ya no tendría que importarme: el ya no era mi novio.  
Tenía un arma, para ser precisa una colt 45. Si, Hugo, una de las personas más buenas en el país, tenía un arma. Le apunto con ambas manos temblorosas a Wilfredo ¿Cómo podía ser que mi madre lo dejara entrar con un arma a nuestra casa? Eso nunca lo supe. Y finalmente, disparó. Creo que ni él tenía ganas de apretar el gatillo ya que se quedó completamente paralizado cuando Wil cayó en la cama.
Salió corriendo. Ninguno de los de la familia lo pudo alcanzar. Cuando regrese  a la habitación supe que Wilfredo seguía con vida. La bala le había dado en el hombro y con mi  padre lo llevamos lo más rápido posible al hospital. Ahí nos dijeron que estaba bien pero que tendría que permanecer allí unos días más. Después fuimos a hacer una denuncia con la policía a Hugo por intento de homicidio.
–lo arrestaremos en cuanto lo localicemos, señor, lo prometo– dijo el comisario que en su placa llevaba escrito: “Comisario Basso”
Cuando Wil salió del hospital, salimos como novios durante dos meses y el 23 de julio me pidió que pasara el resto de la vida con él y que nos casáramos. Unos meses antes de la esperada boda nos llamaron de la comisaria diciendo que Hugo había sido encontrado que su condena será de cuatro años. Eso fue una buena noticia, ya que sabíamos que un psicópata ya no estaba suelto, pero también fue mala por Hugo, al fin y al cabo fue uno de mis mejores amigos”.
66 AÑOS DESPUES
–hoy es mi cumpleaños n. 86 y estoy aquí en la misma habitación en la que Wil me pidió matrimonio, contándoles a ustedes, mis queridos nietos, la historia de nuestro amos.

Termine por fin de contarles la historia a mis nietos aunque ellos la sabían de memoria.
FIN