UNA NIÑA ENCUANTRA EN SU JUGUITO TETRABRIK UN CONTENIDO INESPERADO.
Sospechoso contenido en su juguito.
Niña de ocho años compró un juguito descartable con un ingrediente
inesperadamente asqueroso.
Como todos los mediodías de los
martes, su madre la esperaba a la salida de la escuela, “El Instituto del
norte”, con un juguito tetrabrik de naranja, su favorito. Aunque por la mañana
ya había tomado uno, lo aceptó animadamente.
Luego de saludar a sus compañeros y emprender el camino a casa, decidió tomar su juguito. Cuando lo abrió, nada parecía
fuera de lo normal hasta que lo probó. El sabor era el de naranjas asquerosamente
artificiales que tanto le gustaba, pero más espeso y agrio que siempre.
Preocupada, se fijó en la fecha de
vencimiento. Faltaban un par de meses por lo que descartó la posibilidad de que
estuviera pasado de fecha. Pensando que era su boca, ni bien llegó a su casa se
lavó los dientes. Pero cuando trató de tomar de nuevo su juguito, el sabor y la
textura extraños seguían ahí. Aún más alarmada, le ofreció un poco a su madre
para averiguar si no era su imaginación. La cara de asco que se formó en su
cara le dio a entender que también lo sentía. La mujer, inquietada más que su
hija, propuso abrir el envase.
Seguramente los pensamientos de ella fueron: “¿Qué
cosa tan horrenda y asquerosa puede causar ese sabor?”. Pero, de las miles de
cosas que se pudieron imaginar, ninguna se acercó a lo que encontraron. La cosa
más asquerosa que puede dejar un rastro de baba espesa. Uno de los bichos más
indefensos pero también uno de los más repugnantes: Una babosa. Cuando la niña
vio el insecto, comenzó a vomitar. Eso no ayudó mucho a la madre que también se
estaba comenzando a descomponer. Luego de que las damas vaciaran sus estómagos
por completo decidieron ir a una guardia y llamar a un abogado. Allí, al
momento de explicar su historia, más de una enfermera se asqueó o se
descompuso.
Luego de un rato mientras sus
estómagos rechazaban cada cosa que les daban de comer, llegó el abogado, quien,
al contrario de los que allí se encontraban, se alegró ya que sería un caso muy
fácil de ganar. En la charla que tuvieron el agente decidió mandarle una carta
a la empresa que prepara el juguito, avisando sobre lo que habían encontrado dentro
de uno de sus productos. Ellos, muy preocupados por una futura denuncia, le
ofrecieron un suministro de sus productos por un año. A lo que se negaron, porque más allá del
dinero, a ellos lo que más les importaba era que no volviera a suceder tal
inmundicia.
marca del desdichado jugo. |